Butlletí 53

Núm. 53 Octubre de 2005

  • Discurso de clausura del XVIII Congreso Internacional de Rorschach y Métodos Proyectivos
  • Resumen del trabajo sobre el Lambda y el Indice HVI
  • L’homicidi com símptoma d’una crisi severa adolescent
  • El espacio potencial y el Rorschach: una aplicación de la teoría de las relaciones objetales

Discurso de clausura del XVIII Congreso Internacional de Rorschach y Métodos Proyectivos

Fue un congreso muy variado y rico en temas ya que, además del Rorschach, se trataron tests temáticos, gráficos, el Z test, etc.

Con el tiempo parecería que el anterior énfasis en el diagnóstico -de línea psiquiátrica- se ha ido diluyendo y centrando más en diversos aspectos de la personalidad, en el desarrollo mental infantil, el pensamiento, en la importancia de los datos normativos y en temas “nuevos” como la hiperactividad infantil, lo forense, la violencia, los abusos sexuales, etc. Pero también surgieron cuestiones relativas al cuerpo, aspectos neuropsicológicos y psicóticos, la psicopatía, la depresión, la planificación del tratamiento, etc., estando presentes en realidad todas las edades, desde la infancia y adolescencia hasta la vejez.

Treinta países han aportado sus ideas y trabajos, entre ellos el país anfitrión, España, su vecina Francia, el lejano Japón -felicitaciones!- e Italia. De los Estados Unidos han venido menos; como asimismo de América Latina. El euro está caro.

Quiero agradecer especialmente el esfuerzo de todos y del comité científico, felicitar a Ana Tuset, presidenta de este congreso y a su comité organizativo, y asimismo a los autores de workshops, conferencias, simposios, comunicaciones y posters.

Espero que, como yo, todos nos hayamos sentido enriquecidos por lo escuchado -a pesar de la traba de las sesiones simultáneas y el problema de los idiomas- y enriquecidos también por el renovado o nuevo contacto con colegas y amigos, tanto en la tan bella sede de a Universidad de Barcelona como en la cena de clausura en el recinto medieval del Museo (Naval) de las Atarazanas.

El congreso de 1984, también en Barcelona, se organizó alrededor de 4 o 5 temas, por lo que hubo tal vez más profundización y discusión y menos dispersión. Quedará en manos de los próximos decidir si el modelo actual es el mejor.

A pesar de algunos disgustos, confusiones o fallos, mi impresión es que este congreso ha sido un éxito, desde ya en la asistencia, riqueza de investigaciones y por el hecho de que hasta hubo ganancias!, lo que debe alegrar a la Sociedad Internacional de Rorschach y Métodos Proyectivos, a su comité ejecutivo y a su presidente saliente, Irving Weiner.

Hasta el 2008, buen viaje y mejor re-encuentro.

Vera Campo

Resumen del trabajo sobre el Lambda y el Indice HVI

La creación y posterior validación de un nuevo instrumento diagnóstico basado en la teoría kleiniana, la Kleinian Psychoanalytic Diagnostic Scale (1996, 2002)(KPDS en adelante) a través del Test de Rorschach permitió detectar una correlación entre los elementos esquizoparanoides de la escala y algunos ítems y razones del Rorschach. Esto nos llevo a considerar las posibilidades que tenia esta correlación para enriquecer el significado de algunos de éstos ítems, en especial Lambda > .99 y (H) + (Hd) + (A) + (Ad) > 3 con aportaciones desde la teoría psicoanalítica.

Se ha utilizado una muestra de 87 sujetos, entre 14 y 67 a., descartándose los procesos de base orgánica, que se visitaron en distintos centros sanitarios de Barcelona y su área metropolitana, tanto ambulatorios como hospitalarios y con una gran variedad de patologías que abarcan desde los trastornos adaptativos hasta la esquizofrenia crónica pasando por una gran variedad de trastornos de personalidad y depresivos. A todos ellos se les aplicó la escala KPDS y el Test de Rorschach realizándose una comparación de medias (T de Student) para establecer las correlaciones existentes.

De los resultados obtenidos se deduce que las personas que presentan un Lambda > .99 tienen dificultades en la consciencia y comunicación con sus propios sentimientos, emociones y estados afectivos, no pudiendo contactar con sus propios actos y problemas o dificultades y con posibles reacciones de carácter catastrófico, melancólico o maníaco. Tiende a ubicar la fuente de sus problemas fuera de él. El trato al objeto externo y a los demás está impregnado de sentimientos de impotencia y desconfianza, llegando a menospreciar al otro o ejerciendo un control y dominio poco respetuoso con su alteridad.

Por otro lado al analizar la razón (H) + (Hd) + (A) + (Ad) > 3, ítem incluido dentro del índice de hipervigilancia del Rorschach (HVI) nos encontramos que responden positivamente a él personas que, en algunos aspectos, han realizado un crecimiento mental “como si”, que están instalados en una falsa posición depresiva. Descansa sobre grandes idealizaciones y niega lo que siente de malo y destructivo dentro de él aumentando el nivel de ansiedad y culpa procedente del super yo. Existe además poca conciencia y preocupación frente a los propios actos y sentimientos y no puede responsabilizarse ni tomar consciencia de sus aspectos más inmaduros, de sus propios actos y modalidades relacionales. El tipo de relación con los sentimientos de culpa sería de tipo más persecutorio cayendo fácilmente en el desaliento sobre la posibilidad de reparación. Puede presentar síntomas hipocondríacos. Así mismo en el trato con el mundo interno predominaría lo persecutorio o maníaco, que junto con la escisión y la negación estarían al servicio de evitar la ansiedad depresiva.

A. López, O. González y V. Campo

Nota esclaridora referent a l’article emès en l’anterior Butlletí en relació a la ponència: L’homicidi com símptoma d’una crisi severa adolescent (en la IV Trobada de la SCRIMP)

Només unes línies per aclarir una dada en referència al cas del jove sobre el que vaig exposar en la darrera IV Jornada de la FIATC, que tractava el tema: “L’Adolescència: Experiències de pèrdua i estratègies defensives”, en la que vaig participar conjuntament amb d’altres companys de la SCRIMP.

Tal i com quedava expressat en l’article mencionat, em semblava que podria donar un cert malentès si s’entengués que als Gràfics del noi no s’havien pogut apreciar indicadors del risc “d’actuació”. Voldria recordar aquí, com en aquella Jornada ja vaig fer esment, que la presència d’alguns trets en aquells Gràfics, com ara: l’absència de coll en les figures humanes i en l’animal (constantment repetits per aquell jove en els seus dibuixos), així com els caps humans i la copa de l’arbre dividits i oberts (com també es donava sovint en el seu traçat), a més d’altres trets associats a una important violència instintiva, explosivitat e impulsivitat (com ara branques de l’arbre punxegudes; soltes o desconnectades; morro i ungles en l’animal; ulls punt en les cares com a necessitat d’hipervigilància; el començar a dibuixar sempre des de baix, entre d’altres), podien representar alguns dels indicadors que ens semblaven mostrar l’existència de psicopatologia, com ara la presència d’una severa escissió en l’estructura de la personalitat del noi ( entre ment i cos, pensament i conducta….), així com una important falla en el seu autocontrol d’impulsos, constituint aquests factors per tant, i com sabem , factors de risc de possibles i greus “actuacions o passos a l’acte” en el jove, com així va resultar finalment en la realitat.

Moltes gràcies!

Teresa Pont Amenós

El espacio potencial y el Rorschach: una aplicación de la teoría de las relaciones objetales

Bruce L. Smith

Abstract

Este artículo examina el concepto de “espacio potencial”, desarrollado por Winnicott (1971), y su relevancia para la evaluación con el Rorschach. Propongo que el proceso de respuesta puede ser situado en el espacio potencial entre la realidad y la fantasía y que varías formas de psicopatología pueden conceptualizarse como modos de colapso de este espacio potencial. Sugiero que este modelo puede ser de utilidad para interpretar los protocolos de Rorschach en una variedad de pacientes difíciles de diagnosticar.

Introducción

La fuerza del Rorschach radica no tanto en las correlaciones entre puntuaciones particulares y diagnósticos formales o evaluaciones conductuales como en la oportunidad que ofrece al clínico para visionar los procesos mentales del sujeto. La mayoría de las contribuciones recientes tienden a focalizarse en la evaluación de las respuestas de Rorschach como manifestaciones de las autorepresentaciones o de la representación de los objetos internos.

Esta contribución, basada en las ideas de Winnicott, constituye un intento de aplicar el concepto de “espacio potencial” a la evaluación mediante el test de Rorschach.

Espacio potencial

Este concepto fue desarrollado por Winnicott en 1971 en base a la existencia de un espacio potencial entre el self y el objeto que facilita y es consecuencia del proceso de separación. En palabras de este autor “el área hipotética que existe entre el niño y el objeto (madre o parte de la madre) durante la fase de repudio del objeto como no-yo, esto es, en el límite de la separación con el objeto”.

Existe un área intermedia entre la realidad y la fantasía, localización del pensamiento simbólico, el juego y las experiencias culturales. La existencia de este espacio potencial para el individuo es sinónimo de la capacidad de tolerar la ilusión y de desarrollar un proceso de separación respecto a la madre. La tarea del desarrollo consiste en la transición gradual hacia un estadio en el que la madre y el niño están separados y diferenciados. Esto sólo puedo ocurrir a través de la desilusión gradual de la fantasía de una díada indiferenciada. A medida que la madre se distancia gradualmente del niño se abre un espacio entre ellos que se llena de la capacidad de crecimiento del niño para manipular símbolos y, por tanto, crear representaciones de la madre ausente. Durante estas ausencias el niño aprende a calmarse con la ayuda del objeto transicional, como pieza del ambiente que es experimentada como bajo el control omnipotente del niño. El resultado del proceso exitoso de separación es el desarrollo de un espacio que se experimenta como seguro y lleno de potencial.

La relación con el otro ocurre en el espacio potencial. Según este modelo, las defensas pueden ser pensadas como disrupciones en el proceso dialéctico entre la fantasía y la realidad en que cada polo se disocia del otro, resultando en la pérdida de sentido. Odgen se refiere a este proceso como el colapso del espacio potencial.

Muchas formas de psicopatología pueden conceptualizarse como manifestaciones de este colapso. Odgen describe cuatro maneras:

el polo de realidad pueden ser colapsado dentro de la fantasía, de manera que la fantasía se experimenta como realidad externa, tal como sucede en las psicosis el polo de fantasía puede colapsarse dentro de la realidad, de manera que la capacidad de imaginar se deteriora y se experimenta como desprovista de color y vitalidad; esto se observa en los estados obsesivos graves, las enfermedades psicosomáticas o aquellas condiciones descritas por Bollas como “normóticas” o por McDougall como “normopáticas” se produce una disociación radical entre realidad y fantasía, de manera que ambas se experimentan como realidades paralelas e iguales, tal como sucede en los desórdenes disociativos, fetichismos y perversiones en casos extremos (p.e., austismos) puede haber un fallo para crear la conexión entre la experiencia interna y externa; la realidad y la fantasía no se crean y no existe significado.

De particular interés son aquellos casos en que la realidad es usada como defensa frente a la fantasía y aquellos en que existe una separación radical entre los dos. Estos pacientes pueden parecer bastante normales en la superficie, sin embargo se ha perdido el sentido de la vitalidad y del juego. Estos pacientes suponen un reto importante para los psicodiagnosticadores, dado que la ausencia de signos superficiales de patología en los tests psicológicos pueden ocultar la desesperación y vacío que estos sujetos experimentan.

EL ESPACIO POTENCIAL Y EL PROCESO DE RESPUESTA EN EL RORSCHACH

Los perceptos del Rorschach son – tal como los objetos transicionales – simultáneamente creados y encontrados: creados en el sentido de que la mancha tiene una forma amorfa a la que el sujeto da un significado a través de sus propios procesos cognitivos y perceptuales y encontrados en el sentido de que la imagen resultante debe ser reconciliada con los atributos de la mancha. Esta reconciliación entre lo interior y lo exterior ocurre en la zona intermedia – el espacio potencial – entre la realidad y la fantasía, y el percepto resultante, tal como cualquier producto creativo, contiene elementos de ambos. En este proceso, el sujeto forma una relación con el objeto representado en el percepto. La naturaleza de la relación del sujeto con el objeto es una dimensión relevante. Esta noción puede ilustrarse si analizamos qué sucede en aquellos casos en que se falla en mantener el espacio potencial y, por tanto, se pierde la capacidad de ver la mancha como si fuera un percepto. En este caso se formará una relación con el percepto isomórfica con los objetos reales o, contrariamente, será incapaz de darle vida.

Cuando el polo de realidad se colapsa dentro de la fantasía, la inhabilidad para mantener conciencia del aspecto “como si” del percepto tiene más profundidad de cara al diagnóstico y más significación para el pronóstico que la morbilidad del contendido o incluso que las propiedades formales de la respuesta. La relación con el percepto es intensa y predominantemente agresiva. Uno podría esperar que se desarrollase una transferencia poderosamente psicótica en que el terapeuta se vuelve el objeto infantil o como mínimo una dificultad para ser consciente de la relación no transferencial en la psicoterapia. Esta última tendencia se refleja en la falta de capacidad para mantener una distancia adecuada respecto a la mancha.

En contraste, algunos pacientes fallan en la conexión con sus perceptos, de forma que la mancha sigue siendo una mancha. Las respuestas no tienen vida, no porque sean depresivas sino porque el sujeto rechaza inyectar algo de sí mismo en ellas. Estos pacientes están frecuentemente ligados a la realidad denotativa (que se refleja en respuestas con un buen nivel formal) pero fallan a la hora de animar sus percepciones con algún significado personal. El espacio potencial ha sido destruido por el colapso del polo de la fantasía dentro del polo de la realidad. Este tipo de restricción es la que encontramos en pacientes con enfermedades psicosomáticas, trastornos de la alimentación y perversiones sexuales así como en aquellos denominados “normopáticos”. Este último grupo se caracteriza por la ausencia de estrés subjetivo, empobrecimiento de la expresión y una profunda ausencia de curiosidad. Para ellos las cosas simplemente “son”. El número de respuestas es bajo y el Balance Experiencial (EB) está coartado, pero las propiedades formales del protocolo están dentro de la normalidad. Estos protocolos tienen imágenes constreñidas, falta de integración de los determinantes con la forma y, especialmente, una dificultad extrema con la tarea en sí.

Es interesante destacar que un número inusualmente alto de respuestas de espacio puede verse en los protocolos de estos pacientes. La representación concreta del “vacío” puede estimular ansiedades primitivas y la necesidad de rellenar dicho espacio con algo sólido. Esto es así especialmente para las láminas II, III y VII, que contienen largos espacios centrales que pueden simbolizar una separación entre dos figuras principales o, alternativamente, un vacío interno. Estas respuestas de espacio son las más elaboradas y las que revelan el protocolo entero. Además estas respuestas de espacio acostumbran a puntuarse como perceptos originales, en contraste con las otras respuestas más prosaicas y de calidad indiferenciada.

Las respuestas en el Rorschach pueden ser vistas como el reflejo de la manera en que el individuo construye su realidad y afronta el trauma de la separación y la conciencia de conexión. El modelo de psicopatología que deriva del constructo del espacio potencial – y su colapso – provee de un marco para interpretar los protocolos de Rorschach que aparecen superficialmente inremarcables pero que reflejan una patología subyacente profunda.

DESORDEN DISOCIATIVO: UN EJEMPLO DE ESPACIO POTENCIAL COLAPSADO

Los desórdenes disociativos suponen una ruptura abrupta en la experiencia consciente tal como sucede en aquellos casos en que el paciente experimenta amnesia durante períodos significativos, estados de fuga e incluso, tal como sucede en los trastornos de personalidad múltiple, estados paralelos de consciencia.

Es posible concebir los desórdenes disociativos como formas de colapso del espacio potencial, específicamente aquel en que la realidad y la fantasía son experimentados como realidades paralelas aunque desconectadas. En un artículo previo del 1989 argumenté que el trastorno de personalidad múltiple puede ser entendido en parte como el fallo para desarrollar objetos transicionales en el momento apropiado. Como consecuencia los objetos se experimentan no como ilusorios sino reales. A diferencia de los individuos psicóticos, sin embargo, la experiencia de la realidad externa no se destruye sino que se experimentan una serie de realidades separadas pero equivalentes.

Comentaremos el caso de una paciente de 19 años de edad que fue ingresada tras un intento grave de suicidio. Durante la admisión se presentó como calmada, agradable y cooperativa. No dio ninguna razón para su intento de suicidio. El protocolo de Rorschach contuvo 17 respuestas con un rango de imágenes estereotipadas y restringidas (47% animales y 30% populares). Los niveles formales sugerían una prueba de realidad intacta. El EB de 3:2.5 nos indicó un estilo de afrontamiento inconsistente en que sólo algunas respuestas WS, C’F, YF y una respuesta C pura eran evidencia de una patología más seria. En general, daba la impresión de un protocolo de una mujer joven coartada sin un distrés importante. Al analizar los contenidos se evidenció un foco de realidad denotativa, preocupación por el espacio blanco, falta de conexión entre imágenes y, en particular, una disociación entre afecto y condición.

Los rasgos más sobresalientes fueron su disconfort con la idea de que las manchas podrían asociarse con más de una imagen, su preocupación por el espacio blanco y la falta de conexión entre imágenes. En muchas ocasiones para responder a la mancha ocultaba una parte a fin conseguir una respuesta en la mitad que dejaba libre. De estas observaciones emerge la observación de un colapso del espacio potencial y de dos esferas paralelas de experiencia. Los perceptos cargados emocionalmente eran desautorizados y desconectados respecto a las otras respuestas, como si provinieran de personas diferentes.

Esta paciente fue diagnosticada de desorden disociativo, posiblemente trastorno de personalidad múltiple. Después del diagnóstico, los miembros del hospital empezaron a observar signos clínicos de disociación que incluyeron cambios súbitos de humor, frecuentes amnesias breves, y períodos de despersonalización y desrealización.

CONCLUSIÓN

He propuesto que la respuesta del Rorschach puede considerarse como un fenómeno transicional, una reconciliación entre la realidad interna y externa que ocurre en una zona intermedia de la experiencia. Debería enfatizarse que la analogía entre la respuesta del Rorschach y el objeto transicional no es perfecta. Así como el objeto transicional es elegido para calmar al niño en ausencia de la madre, el percepto en el Rorschach se crea como respuesta a las demandas del terapeuta. De todas formas, la elección de objeto no es libre.

Muchas formas de psicopatología pueden conceptualizarse como el fallo en mantener el espacio potencial, ya sea en la forma de un polo de la experiencia colapsando el otro o en una disociación entre experiencia de realidad y fantasía.

Sugiero que el concepto de Winnicott “espacio potencial” nos permite profundizar en nuestro entendimiento del proceso de respuesta en el Rorschach y en el significado de los protocolos. Al mismo tiempo, operacionalizando nuestro constructos teóricos y aplicándolos al material clínico podremos avanzar en la teoría psicoanalítica. La influencia recíproca entre teoría y evaluación sólo puede beneficiar a ambos campos.

Yolanda González

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