Butlletí 36

Núm. 36 – Juny 2001

A continuació us oferim diversos articles del Butlletí 36, inloent-hi part de les conferències pronunciades a la seu del COPC la nit en que conjuntament amb la nostra SCRIMP es va organitzar la taula “La insuportable necessitat del diagnòstic psicològic”. A més hi han articles molt interessants sobre violència domèstica, una entrevista de Lucy Jachevasky amb Nouhad Dow, Notícies i informació sobre temes de Recerca La primera conferéncia, que porta precisament el mateix títol, correspon a la nostra presidenta, la Dra. Vera Campo.

Després vindrán els articles d’Enrique de la Lama, en la mateixa taula i, finalment, la resta d’articles d’aquest Butlletí.

Index

  • La insuportable necessitat del diagnòstic psicològic , Vera Campo
  • La insoportable necesidad del psico-diagnóstico clínico , Enrique de la Lama López-Areal: ¿Hegemonía o diálogo interprofesional? Investigación y Diagnóstico en Psicología Clínica
  • El vincle en la relació de violència domèstica , Imma Miró

La insuportable necessitat del diagnòstic psicològic

A raíz del último acto de celebración del 25 aniversario de la fundación de la Escuela realizado conjuntamente con el COPC, sobre el tema “La insoportable necesidad del diagnóstico psicológico”, V. Campo introdujo la Mesa Redonda centrándose en aspectos de la formación del psicólogo que utiliza tests en su trabajo psicodiagnóstico. Solamente uno de los participantes invitados presentó su contribución escrita, !y nada menos que en dos versiones!, Enrique de La Lama, que sólo leyó la que se refiere a la investigación. Sin embargo, la primera que había escrito nos pareció tan merecedora de aplauso -o más- que la allí presentada y por lo tanto nos complace publicar ambas.

Hace ahora 25 años que se fundó la Escuela de Rorschach y Métodos Proyectivos de Barcelona que depende de la Sociedad Catalana del Rorschach y Métodos Proyectivos. Sus objetivos se centraron y se siguen centrando en dar formación clínica-dinámica de post-grado a psicólogos interesados en el campo clínico por medio de los tests proyectivos y otros métodos de observación, principales instrumentos del psicólogo clínico, además de la entrevista, interesado en entender a otra persona, el o la paciente.

¿Y por qué los tests, aparte de la entrevista, son los instrumentos principales? Porque, según Karl Menninger, eminente psiquiatra, y cito: “Nuestra experiencia nos ha demostrado infinidad de veces que los resultados obtenidos con los tests psicológicos conducen al descubrimiento de condiciones patológicas más -o menos- graves que las observaciones clínicas hacían sospechar…considero que la práctica de la psiquiatría sin la ayuda de los modernos tests psicológicos es tan anticuada y fuera de lugar como lo sería la práctica de la ortopedia sin la ayuda de los rayos X.”

Así, pueden ayudar en el diagnóstico diferencial con una mejor comprensión de los pacientes, proponer, planificar y evaluar tipos de tratamientos, especialmente a través del seguimiento, decidir una orientación vocacional, guiar la rehabilitación social, determinar una selección de personal, y en el amplio campo del desarrollo de las relaciones interpersonales, detectar errores o fallos en la evolución infantil y juvenil, asistir en los conflictos de pareja y familiares, aclarar dudas en el ámbito forense, etc., etc. Y, sobre todo, investigar, tanto los propios instrumentos como la enorme y sutil gama de las complejidades psíquicas individuales.

De acuerdo con Rapaport, el conocido psicoanalista: “puesto que los métodos clínicos obtienen una muestra de la conducta, que es amplia pero no sistemática, y dado que los procedimientos de tests obtienen una muestra estrecha pero sistemática, la práctica clínica sólida siempre utilizará a ambos, cada una para compensar las desventajas del otro”. Tampoco hay que olvidar que los tests son como atajos en la investigación de la personalidad ya que rápidamente ofrecen información valiosa acerca del funcionamiento de un sujeto, sus defensas, su mundo interno y relacional, sus puntos flojos y fuertes, lo que es situacional y más duradero en la estructura de la personalidad. En este sentido son económicos dado que en pocas horas los resultados suelen ser de gran riqueza.

Hoy por hoy la salud mental se halla organizada alrededor de tres orientaciones contrastantes y a menudo en conflicto: 1) la biomédica kraepeliniana, 2) la psicológica freudiana centrada en el individuo, y 3) la psicosocial. Estas orientaciones determinan no solamente cómo es concebido el trastornos psicológico, sino cómo debe ser estudiado y tratado. En general, este desarrollo de enfoques y orientaciones ha conducido a una enorme ampliación del campo antes circunscrito a lo demente o insano, cambiando el énfasis desde la enfermedad psíquica hasta la salud mental y la problemática humanas, de la patología hacia la normalidad.

Por ejemplo, el Profesor Sheldon Korchin de la Universidad de California, critica el modelo médico de la enfermedad mental porque acentúa implícita y explícitamente los factores biológicos antes que los psicológicos o sociales. Esto es, “si tengo una enfermedad algo debe andar mal en mi cuerpo, operadme o dadme remedios y me curaré” o, “¿si estoy enfermo de qué sirve estar sentado aquí y sólo hablar?”. Ese modelo médico tiende a fomentar la visión del paciente como recipiente pasivo de los cuidados del experto, cuando la psicoterapia y también el psicodiagnóstico no son posibles sin la colaboración activa de un PAR, el paciente. Asimismo dirige la atención a la búsqueda de etiologías, terapias y pronósticos específicos y de nuevo siguiendo a Korchin: “En mi opinión la buena práctica clínica requiere una clara descripción y comprensión de la condición del paciente”. El diagnóstico exclusivamente psiquiátrico a diferencia del psicológico crea el peligro de la rotulación y en muchas ocasiones el estigma, los tests no rotulan, describen. Además, puede tender a subrayar los temas patológicos y a dejar de lado la fortaleza y los recursos eficientes en el desarrollo de la personalidad.

Aclarados algunos puntos de vista sobre enfermedad y salud mental y el anterior punto de vista acerca de la utilidad y necesidad de los tests psicológicos, ¿qué decir sobre la formación del psicólogo clínico que va a utilizar estas herramientas? Teniendo en cuenta que representan unos medios-puentes para entrar en contacto -tan delicado, complejo y comprometido- con el mundo del paciente, o sea de la persona con problemas psíquicos que no logra resolverlos sólo y que necesita-pide orientación y ayuda, por lo general muy rápida y en poco tiempo permiten conocer esos problemas y los modos habituales cognitivos, emotivos e interpersonales del consultante para manejarse consigo y con el entorno.

Actualmente y dada la orientación mayoritariamente cognitivista o conductista o experimental-estadística de la formación universitaria en este país, se vuelve aún más importante una formación en la cual estas bases puedan integrarse-complementarse con una orientación dinámica en la cual la persona es vista como una totalidad individual, idiosincrática y no solamente nomotética-estadística o clasificada únicamente en base a la conducta externa (DSM-IV). Y son los tests proyectivos, en particular el Rorschach, que permiten acceder al mundo interno de la persona, y por ende al color del cristal con el que cada individuo percibe la realidad.

En este sentido es esencial que la formación, aparte de la instrucción en la administración e interpretación de las pruebas, abarque mucha más información: conceptos de salud y enfermedad mental, de psicopatología y neuropsicología, de la evolución psicológica y dinámica infantil, adolescente, adulta y de la tercera edad, de problemas en el aprendizaje escolar, vínculos con padres y educadores, orientación vocacional, relación con la justicia, la selección de personal, etc., etc. Sobre todo y siempre con discreción y respeto hacia la persona que nos trae sus conflictos, que intentaremos “psicodiagnosticar”, esto es, describir y comprender sabiendo escuchar a través de nuestros instrumentos, el sufrimiento mental que los aqueja y pudiendo así orientarlos hacia soluciones y realidades nuevas, tanto internas como externas.

Y para acabar, parece probable que progresivamente el hombre necesitará cada vez más de la ayuda del psicólogo. En la evolución de la sociedad, la tensión, la angustia, la vida urbana, los problemas económicos y personales se hacen cada vez más frecuentes. Es entonces que la psicología clínica puede ayudar al individuo a conocer su personalidad -y en esto los tests son tan especialmente útiles- y enfrentarse con su realidad.

Vera Campo

 

La insoportable necesidad del psico-diagnóstico clínico

Enrique de la Lama López-Areal,

Psicólogo y psicoterapeuta (F.V.B.). Licenciado en Derecho

Las dos partes de este escrito fueron pensadas como contribución a la mesa redonda convocada por la Sociedad Rorschach y el Colegio de Psicólogos bajo el lema que sirve de título general. La parte I fue escrita inicialmente como única. Luego, sólo la II fue leída en aquel acto. Ahora se editan juntas porque resultan complementarias.]

I. ¿Hegemonía o diálogo interprofesional?

La necesidad del psico-diagnóstico clínico es insoportablepara algunos, pero para los psicólogos clínicos es imprescindible. Partiendo de categorías diagnósticas ateoréticas, basadas en la indiscutible eficacia empírica de la acción química de los psicofármacos para modificar síntomas, no puede fundamentarse una correcta indicación de psicoterapia. Habrá que partir de otro lado.

Los fenómenos psíquicos son expresiones de un sujeto personal. Es cierto que a veces tales expresiones se hacen necesarias como consecuencia de una enfermedad y están determinadas por ella. Pero: si un hecho cualquiera es meramente síntoma de una enfermedad no constituye fenómeno psíquico, o expresión de un sujeto personal, sino manifestación de la enfermedad misma. Dicho de otro modo: Cuando el sujeto (lo sub-yacente) es enfermedad, los síntomas y signos son sus predicados. Cuando una persona (hállese o no enferma) se expresa en nuestra consulta, estamos ante fenómenos psíquicos de los que es subjectum (sub-yacente o hipo-keimenon) nuestro interlocutor consultante. En el síntoma se manifiesta la enfermedad, no se expresa la persona. El delirar o alucinar son síntomas de la enfermedad, lo delirado o alucinado son expresiones de la biografía y vicisitudes relacionales del consultante. El psicólogo clínico puede interpretar ambas cosas, aunque a diferente nivel hermenéutico: Con intervenciones aclaradoras el psicólogo puede ayudar tanto a evidenciar la constelación de circunstancias en las que se “dispara” el síntoma delirante, como a mostrar relaciones entre el contenido delirado y la biografía individual o los sufrimientos e intencionalidades del consultante en las circunstancias en las que deliró lo delirado.

Si los psicólogos clínicos no aprendemos a practicar el psicodiagnóstico con técnicas exploratorias y categorías conceptuales propias, nunca podrá considerársenos legitimados para práctica asistencial alguna. Si en cambio tenemos nuestros propios criterios y categorías diagnósticos, nadie podrá impedir que los apliquemos y que recurramos a técnicas mediante las cuales atender adecuadamente a lo que de personal y específicamente psicológico haya en la situación clínica. Sólo dotados de lenguaje y conceptualización propios podremos dialogar con quienes nos consulten y también con otros profesionales, participar en programas de investigación y colaborar en estrategias terapéuticas complementarias, tanto con médicos como con otros agentes de salud o expertos en patologías. Pero si no disponemos de medios específicos nunca seremos interlocutores sino sólo comparsas.

“Diagnosticar” es una actividad que, aunque designada con un término polisémico, nadie niega que puedan realizar los técnicos informáticos o de televisión, los auditores económicos, los planificadores de la producción y de la economía o la industria y los servicios. ¡Ya es curioso que haya quien opine que los psicólogos deberíamos limitarnos sólo a prestar nuestras técnicas de medida para los diagnósticos que hagan los médicos!. Eso también deberemos hacerlo, sin duda, pero no sólo eso. ¿Por qué dudar de que podamos diagnosticar precisamente los psicólogos?¿Sólo porque efectivamente lo hacemos y el coto privado de caza está más próximo que el del técnico en pantallas informáticas?. ¡Qué perspicacia, señores: agradecemos el desenmascaramiento!. Pero no nos engañemos: Sólo seremos interlocutores si tenemos lenguaje propio y si hay algo específico que podamos legítimamente ofrecer al diálogo. En tanto no hubiere aportación específica tampoco habría diálogo interprofesional, y sería una lástima.

Hace ya 2.300 años Epicuro llamó therapèia tés psikés , en su corriente lengua griega, al diálogo ético (diálogo sobre costumbres) que ayudaba a soportar (sub-fero, sufrir) la vida en calma. No toda atención al dolor de vivir es medicina, ni es lo mismo aliviarlo que darle un sentido y aprender a llevarlo encima (so-portarlo). La actividad dialógica pertenece, histórica y eto-lógicamente, a toda la humanidad, y hoy día, de manera específica, el diálogo psicoterápico pertenece a quienes sepan acreditar que se formaron para practicarlo legítimamente. De los que lo practiquen, unos serán médicos, otros psicólogos o tal vez asistentes sociales si se han formado para ello.

Cuando Aristófanes, un comediógrafo o escritor griego de comedias, representa en “Las Nubes” a Sócrates suspendido de un cesto sobre la escena, desde donde el sabio filósofo escucha, dialoga e imparte saludables inquietudes a los conciudadanos dolientes que le consultan y yacen reclinados en un diván o triclinium para poder emitir más cómodamente sus quejas, lo que el autor de la obra teatral realiza es una burla, es cierto; pero el escarnio no va dirigido contra la medicina o la sofística “científica” de la época, no; sino contra los incómodos dialogadores éticos del momento, que eran los psicoterapeutas de la ciudadanía trastornada por guerras y cambios políticos y culturales que resultaban muy desconcertantes, aunque en aquellas turbulentas circunstancias se mantuviera intacto, desde varias decenas o tal vez centenas de milenios antes, el programa biológico y el substrato genético de los ciudadanos.

Y ¿qué está pasando hoy día?. Algo muy curioso en tiempos también turbulentos: Primero se nos impone, o se nos intenta imponer a los psicólogos, el uso de una clasificación de enfermedades mentales que en lo posible se quiere ateorética, porque está basada en la descripción de síntomas y en la eficacia empírica de la respuesta de esos síntomas a la acción psicofarmacológica; y luego, cuando ya hemos caído en el cepo de creer que nuestros modelos de comprensión e intervención son, y sólo pueden ser, médicos, y que debemos hacer lo que los médicos nos manden, entonces se nos acusa de usurpadores o intrusistas, porque hacemos lo que deberían hacer ellos. Pues bien: sépase que toda “psico-cura” o atención psíquica o psico-terapia empieza por un psicodiagnóstico y que los psicólogos clínicos debemos hacerlo con nuestra axiología y conceptualización propias. Y desde luego tenemos nuestros propios medios para ello. Decidámonos a aceptar y defender la insoportable, para unos, e imprescindible, para nosotros, necesidad del psico-diagnóstico clínico.

Pero no nos limitemos a caer en la trampa de creer que se trata sólo de una cuestión de mercado, a saber: “No hay sitio para todos: unos u otros dejarán de hacer psicoterapias“. Eso es una simplificación de quienes, creyendo llevarse el gato al agua, perciben sólo el árbol que no les deja ver el bosque y dejan que se les vea el plumero. Unos y otros seguiremos haciendo psicoterapias muy diferentes, pero la cuestión que nos importa es mucho más amplia, y la resumo ensólo seis puntos:

1) Nosotros, los psicólogos, nos hemos formado y hemos de seguir formándonos como psicodiagnosticadores y psicoterapeutas mediante técnicas que nos son propias y que no derivan de las neurociencias ni de los conocimientos sobre programas biológicos, aunque deban relacionarse con ellos. Nadie ignora hoy las condiciones biológicas de posibilidad de lo psíquico y lo mental, que también lo son de la alfarería, de la creación literaria y musical, de las creencias y convicciones, e incluso de las mismísimas neurociencias. Ningún producto humano es exento o absoluto, al margen de la biología humana.

2) Nosotros los psicólogos hemos de consolidar y desarrollar nuestras propias técnicas para el psico-diagnóstico clínico e instrumental, basadas en categorías operativas que no pertenecen a la medicina, sin perjuicio de que los médicos puedan formarse, también, eventualmente en ellas y sin perjuicio de que unos y otros tendamos puentes de indudable utilidad común, pero sobre todo de utilidad para ayudar a nuestros consultantes.

3) Quien dijere que los psicólogos no tenemos por qué formar psico-diagnosticadores o que no deberíamos usar nuestros propios criterios y técnicas de diagnóstico e intervención (tal como hacen los economistas, auditores y técnicos de televisión) está defendiendo estrategias mercantiles y atentando contra los intereses no meramente mercantiles de la humanidad. Lo que nunca haremos es usar en exclusiva clasificaciones o técnicas estrictamente médicas, sin formarnos en medicina.

4) Que recíprocamente nos definamos ámbitos diferenciados de conceptualización e intervención, puede responder legítimamente a intereses meramente mercantiles, pero no sólo a ese tipo de intereses sino también a otros: Los psicólogos podemos tener además, y creo que los médicos y otras profesiones asistenciales también deben tenerlos, intereses ligados al ejercicio de nuestra profesión que son de orden moral, ético, eto-lógico: basados en principios y consideraciones acerca del ser humano como animal social, capaz de desarrollar el sentido de autonomía y responsabilidad por las decisiones. Y esto no es un problema de “opinión” sino de “actitud”: Queremos tratar a los consultantes como si fueran sujetos capaces de alguna participación activa y responsable, y no como meros objetos, y eso aunque tengan un cerebro muy parecido al de los monos sin tener que ser precisamente Tarzán-El-Rey.

5) Los psicólogos clínicos estamos interesados en el desarrollo de la autonomía propia y también de la ajena, y si bien no intentaremos limitar o privar a nuestros “consultantes” del alivio sintomático que los médicos proporcionan a sus “pacientes”, sí intentaremos promover en los humanos que nos consulten (nada pacientes, bien agentes) el desarrollo de aquellos recursos autónomos que puedan depender de ellos mismos, y que la química sólo puede liberar o posibilitar, allanando obstáculos biológicos que de otro modo serían insalvables impedimentos. La enfermedad física de D. Quijote dio autonomía y responsabilidad, es decir: curó mentalmente a Alonso Quijano el Bueno. Los psicólogos consideramos importante esta distinción. Nuestras epistemologías y nuestras praxis son diferentes.

6) Miente, o no nos conoce, quien dijere que los psicólogos estamos contra la medicación: ¡Por favor, si hasta los hay reivindicando, erróneamente a mi juicio, el derecho a medicar!. Los psicólogos estamos a favor de nuestra especificidad epistemológica, teórica y práctica.

II.Investigación y Diagnóstico en Psicología Clínica

¿Uds. saben que está de moda basarlo todo en la evidencia?. Pues bien: Tenemos ahora la evidencia de asistir a este acto. Pero para poder tener, además, la evidencia de que nos escuchamos habrá que recurrir a valorar signos e indicios o a diseñar algún experimento y hacer alguna interpretación de los resultados que se obtengan. La interpretación que hagamos podrá ser acerca del grado de interés que este acto suscita, acerca de la megafonía de la sala o acerca del estado mental en que nos encontramos. Si en este momento sonara muy cerca de nosotros la explosión de una bomba, o una potente sirena, podríamos conjeturar, aun sin certeza alguna, que nuestros intereses se orientarían en dirección a ese poderoso estímulo. No afirmaríamos en cambio que “si explota una bomba o suena una sirena cerca queda determinado o determinativamente fijado que perdamos interés por nuestra comunicación”. Si nos halláramos en un ambiente catastrófico, el enunciado anterior tendría mayor consistencia. Si se tratara, en cambio, de un experimento controlado y no de una verdadera explosión o sirena, los resultados variarían según que hubiera o no información previa acerca de la realización del experimento. La respuesta sin alarma de los que estuvieran “en el ajo” también influiría, sin naturalidad, en la respuesta del resto. La simulación de alarma por parte de un grupo preparado de “actores experimentales” abriría nuevas paradojas en los resultados: algunos “oyentes” reaccionarían a la sobre-actuación experimental sintiéndose sobre-alarmados, otros podrían mostrarse perplejos, otros excesivamente tranquilos.

Como Uds. “ven” podemos basarnos ahora en la “evidencia” de que los humanos interpretamos siempre. De todos modos deberemos esforzarnos en diferenciar lo que serían interpretaciones oportunas o inoportunas, adecuadas o inadecuadas a un determinado fin, contextualizadas y coherentes o descontextualizadas e incoherentes, etc.. En todo caso debería exigirse que explicitáramos lo que en general entendemos por oportunidad y adecuación, fin , contexto y coherencia; y también debería exigírsenos que definiéramos en particular (es decir, en cada caso), a qué contexto nos estamos refiriendo y con respecto a qué referente buscamos coherencia: No sólo con qué concepto o criterio operamos en general, sino también cómo queda concretado (o sea: operativamente de-limitado) ese criterio en cada caso.

Así que lo de “basado en la evidencia”, sin más aclaraciones acerca de qué se entiende por evidencia y de cuál es la evidencia que quiere tomarse en cuenta, no significa por sí mismo nada de nada. Es una expresión, sin duda, pero no contiene valor cognitivo: está vacía. En realidad ya todo el mundo sabe, y afortunadamente empieza a decirse, que lo de “basado en la evidencia” es una mala traducción del inglés y que lo que quiere decirse es “basado en pruebas” o “empíricamente fundamentado”. Aclarado esto, conviene añadir que la moda de basar en pruebas es ideológica y sumamente peligrosa, y que carece por completo de justificación en el ámbito de la psicología clínica aplicada. Porque lo que la evidencia muestra es que la mera atención sintomática (que sí que está basada en pruebas) a los sufrimientos psicológicos de las personas humanas no satisface la demanda real de quienes piden asistencia en S.M.. Está empíricamente probado, por ejemplo, que basándose en la indudable y elevadísima eficacia de la acción psico-farmacológica no puede ni debe indicarse una psicoterapia. La psicología es una hermenéutica y las evidencias de las que parte son, como las llamó Wittgenstein, “evidencias imponderables”.

Si se quiere reducir la extensión de lo imponderable en psicología (o sea: si se quiere medir y ponderar, en psicología; si se quiere controlar variables psíquicas, si se quiere obtener evidencias empíricas, en psicología; si se quiere hacer investigación y probar hipótesis, o falsarlas, en psicología) habrá que recurrir al uso de instrumentos precisamente psicológicos; habrá que recurrir a conceptos y categorías que hagan imprescindible el insoportable psico-diagnóstico clínico, instrumentalizado con técnicas que proceden de la psicología experimental y los tests, pero también de la observación empírica, de las teorías de la comunicación y juegos del lenguaje, del constructivismo autónomo de nuestras prácticas clínicas como psicólogos; pero más aún, como humanos, también tendremos que recurrir a las tradiciones hermenéuticas de nuestra eto-logía filogenética de “homo sapiens sapiens”, el único animal hermenéutico conocido. La palabra hermenéutica no significa “fabricación de teorías gratuitas” sino exposición y explicación. Siempre habrá que recurrir a la mejor hermenéutica, tanto para restablecer y desvelar el valor de ciertas claridades tapadas, que a veces lo son de siempre, como para ir renunciando a las inevitables tapaderas con que históricamente se arreglan y sobreviven los humanos. Porque no debemos olvidar, y vuelvo a referirme a Wittgenstein, que, además de que haya cosas que no se pueden medir (por ejemplo todo lo que sean “evidencias imponderables” o lo que Noam Chomski llama, en su programa minimalista, los“aspectos performativos del lenguaje“) allí donde no es importante (o no necesitamos) medir no medimos aunque medir sea posible. Si no es necesario medir para hacer psicoterapia, no mediremos. En la práctica del oficio, unas veces predominará la vía di levare, el descubrir, y otras la di porre, el intentar e inventar. Técnicamente nunca debería darse el imponer, que constituye malpraxis. En cuanto a diagnosticar y medir, en psicología: ¿Cuándo es necesario y cuándo conveniente?. Una propuesta: Puede convenir investigar en psicoterapia aunque no sea necesario; es necesario diagnosticar en psicología aunque tenga inconvenientes; es imprescindible usar instrumentos de medida para poder investigar en psicología y psicoterapia, cualesquiera que sean las opiniones y las actitudes de los profesionales.

Para hacer investigación acorde con los postulados de las ciencias naturales es, sin discusión, necesario medir. Si queremos investigar, tenemos que ponderar, definir, delimitar, determinar variables y medirlas. Pero también pueden y deben emprenderse, además, investigaciones no científicas que buscan la ponderación y consistencia de los conocimientos por otros medios, cual es el caso de la exégesis estética y de la misma filosofía. Nadie negará consistencia al conocimiento filosófico, plástico, musical o literario y artístico en general, por ejemplo. Tampoco al conocimiento jurídico, ético, económico o a la exégesis histórica y documental. Y sin embargo nadie podrá deducir esta consistencia por los procedimientos científico-naturales: es decir, por los medios de la física matemática. Tras decenas de milenios de experiencia reiterada, está empíricamente fundamentada la afirmación de que, pese a no ser conocimiento científico-natural, los humanos no podemos prescindir de las construcciones conjeturales ni del arte, de las que en definitiva procede y deriva la mismísima ciencia. No vivimos científicamente, aunque la tecnología científica puede, precisamente por eso, matarnos ahora mismo a todos, y ya está matando, en este instante, a muchos miles de millones en el tercer y cuarto mundos. Albert Einstein, después de construir la bomba atómica, se fue del primer mundo diciendo que “la imaginación es más importante que el conocimiento”. ¿Podemos creer que Einstein fue sincero en este enunciado?. Por supuesto que nadie está obligado a creerle. Pero lo dijo. Eso es empíricamente cierto. Y aunque creamos que lo dijo y le creamos a él, considerándole sincero, no estamos obligados a obedecerle. Obedecer y creer no son la misma cosa. Oído al parche, que no todos somos carolingios ni el mundo es sólo “marca hispánica”. Obedecer tiene que ver con “poder” o “dominio”. Creer, con “confianza”.

Y, para terminar de nuevo con Wittgenstein, no debemos confundir opiniones con actitudes: Que adoptemos o no con las personas humanas que nos consulten una actitud de respeto hacia su posible capacidad de entender y decidir, ayudándoles a responsabilizarse de sus malentendidos y a revisarlos si desean, no quiere decir que creamos en la libertad, o que tengamos la opinión de que la libertad existe física y materialmente (única forma, por otro lado, de existencia válidamente constatable) sino que tenemos una actitud hacia los humanos consistente en querer reconocerles la posible libertad de decidir, equivocarse, rectificar o empecinarse. Claro que “las condiciones de posibilidad” de todas estas y cualesquiera otras actitudes son de naturaleza física, biológica. ¿Quién lo duda?.

Si Uds. deciden libremente intervenir en el coloquio, ocurrirá que, según lo que nos oigamos decir unos a otros, podríamos llegar a tener la evidencia de que nos hemos escuchado, o de que no nos explicamos bien, o de que no nos entendemos o no nos interesan mutuamente nuestros puntos de vista. Ninguna de estas posibles, u otras, evidencias sería una evidencia científica aunque sí serían, todas, evidencias empíricas, …si bien algunas de ellas, con todo, serían “imponderables”. Todas ellas dependerían por igual de nuestra actitud hermenéutica, porque sin interpretación, aquí y ahora no habría ni siquiera encuentro comunicativo entre Uds. y nosotros. ¿Alguno de Uds. puede preferir ver aquí sólo un grupo de homínidos evolucionados que coinciden en un lugar, con sus programas biológicos puestos? Es muy libre. Pero eso también es una interpretación, muy respetable por cierto, que se atiene a los hechos físicos sin involucrar para nada el nivel de la comunicación entre nosotros ¿Que si Ud. fuera zapatero sólo tendría la actitud de ver zapatos?. Puesentonces: “Zapatero, a sus zapatos”. ¿Que esa actitud depende de su constitución orgánica, de su dotación genética y de su neuro-fisiología cerebral? ¡Claro!. Pero sólo en último término. En un término o nivel más inmediato depende de otras determinantes ambientales, socio-culturales y si se quiere ideológicas. Cualquier otra actitud dependerá también de esos diferentes niveles.

Y perdonen que ahora, y sólo ahora, les hable un momento de mí: No es que yo opine que los humanos somos libres. Es que he decidido tomar esa actitud. Aunque alguien afirme que decidir tomar esa actitud, que asumo como mía, es una mera “ilusión óptica de mi cerebro” determinada genéticamente, añadiré que la prefiero, aunque con mucho temor, a aquella otra ilusión, también genéticamente determinada, que enuncia lo contrario. ¿Dirá alguien que en realidad no la prefiero?. Suya es la carga de probarlo.

 

El vincle en la relació de violència domèstica

Presentació

Som un grup de treball que forma part de la Comissió de Psicologia de la Dona del Col·legi Oficial de Psicòlegs de Catalunya que, per la nostra inquietud i interès pel tema de la violència domèstica, ens hem constituït com a grup d’investigació sobre aquest tema. Profunditzant, centrem el nostre interès en el vincle que s’estableix en la relació de parella, en la que totes dues parts, d’alguna manera, estan participant. Ens centrem en la parella i en quins components psicològics actuen en la relació.

Partim de la importància de tenir en compte els diferents marcs teòrics: la psicoanàlisi, la psicologia humanista, sistèmica, cognitiva… i també valorem els enfocaments d’investigació sobre la perspectiva del gènere. Les dones que formem el grup partim d’alguns d’aquests models, intentem establir nexes comuns compartint la informació teòrica de la que disposem.

Les components del grup treballem a nivell individual i/o grupal amb dones que pateixen violència física, psicològica i sexual.

El nostre projecte de treball es concreta en la comprensió de la problemàtica de la violència des de la teoria i la pràctica. Ens centrem en la relació buscant els antecedents individuals dels homes i de les dones, tenint en compte els aspectes familiars i de com socialment es normatitza aquest tipus de relacions, entenen que individu i societat van interrelacionats.

El nostre objectiu seria per tant, deduir els indicadors psicològics que es donen en la relació de violència, per poder comprendre i ajudar a trencar aquest vincle destructiu, possibilitant poder establir altre tipus de relacions basades en la reciprocitat i diferenciació.

Agraïm a la Societat Catalana de Rorschach i Mètodes Projectius la possibilitat de compartir amb vosaltres les nostres reflexions. Quan Teresa Pont em va proposar aquesta sessió científica, vaig pensar que seria interessant donar a conèixer el nostre projecte de treball utilitzant els mètodes projectius. Pel meu coneixement, he introduït el TAT (versió francesa), la passació del Rorschach no m’ha estat possible per no disposar de suficients coneixements. Seria per nosaltres important poder comptar amb el material del Rorschach per ampliar aquesta investigació.

Deixem oberta la proposta a les persones que estiguin interessades en col·laborar en aquest projecte.

Aquesta presentació inclou l’experiència d’un grup de psicoteràpia, a càrrec de Mª Jesús Soriano, per a dones que pateixen o han patit violència física-psicòlogica i/o sexual, i encara que no presentarem el cas que es va oferir el dia de la Sessió Científica, com ja us havíem avisat, si que reproduïm l’anàlisi del protocol del TAT, a càrrec d’Imma Miró per a la gent que va ser present. Es tracta en síntesi d’un cas de d’una dona que ha patit violència domèstica i que està actualment en tractament amb la Montse Torres, que va ser qui va presentar el cas a la sessió.

El TAT

Centraré l’anàlisi del protocol d’Alícia en observar els recursos de que disposa per establir vincles, en el tipus de vincles que pot expressar , l’angoixa que li desperta i els mecanismes que pot utilitzar per canalitzar aquesta angoixa.

El mètode interpretatiu utilitzat ha estat el de V.Shentoub de l’escola francesa.

Desenvoluparé l’anàlisi del material en funció del contingut latent que sol·liciten les làmines pel que fa a :

A) la possibilitat de donar una representació de si mateix i de representar-se en tant que objecte adult.

B) la problemàtica de pèrdua d’objecte.

C) la representació de la imatge materna i la possibilitat de identificació a aquesta.

D) modalitats de representacions de relacions en els seus components pulsionals libidinals i agressius (agressivitat/tendresa).

A.

En aquest primer punt, he tingut en compte les làmines 1 i 16.

En la làmina 1, el primer contacte amb el material / relació li provoca un equivalent de schock, amb una falsa percepció. Alícia diu: ¿qué es esto, es un violín, es un jamón?, la introducció de elements persecutoris, ¿lo hacen a propósito?, i la necessitat de recórrer a l’objecte/entrevistador, preguntant: ¿no hemos empezado, verdad?. El recurs a l’entrevistador li permet fer una història (treball de secondarització). En la historia descrita apareix la dificultat de representar-se a si mateix com objecte adult i la dificultat per establir una relació amb l’objecte adult amb qui identificar-se, en la història diu: “…la profesora tiene que salir , él y el otro niño dejan descansando el violín …el crio se queda mirando el violín, pensando como está hecho, las cuerdas que lleva …se queda colgado …” davant d’aquesta dificultat a utilitzar els seus propis recursos fa una crida a l’entrevistador/ objecte adult: “cuanto rato tengo que estar”. “No quiero decir más” “vamos a estar una hora con cada lámina?”.

La dificultat a representar-se a sí mateix apareix també a la làmina 16 on l’absència d’un contingut extern (làmina blanca/16) provoca en Alícia un bloqueig/inhibició del pensament acompanyat de sentiments depressius que no pot integrar en una representació, Alícia diu: “lo veo todo negro…, tengo la mente en blanco …no se qué decirte …estoy muy triste… tengo un nudo en la garganta, tengo sensaciones …no me queda lugar para la imaginación”. El recurs a la sensorialitat pot mostrar la dificultat d’ Alícia a simbolitzar ( recórrer als objectes interns contenidors,) davant l’absència de l’objecte extern (contingut manifest). Aquests aspectes de fragilitat narcisística els observem a continuació en les làmina 3BM, l2, 13B, en les que apareix la dificultat d’Alícia a integrar els afectes depressius en una representació de pèrdua d’objecte i d’abandó i poder-ho elaborar

B.

La làmina 3BM la fragilitat narcisística apareix en la dificultat a situar-se davant els afectes depressius, Alícia no fa seus aquests afectes i els diposita en una figura masculina, diu: “me parece que es un hombre…”. Aquesta distància li permet expressar els sentiments depressius, sentiments no representats mentalment sinó que són viscuts en el cos i en la materialitat, diu: “una vida angustiada, con bastantes enfermedades, sin dinero…” La ferida narcisística, present darrera aquest estat depressiu, es tradueix en: “tiene una lesión en la espalda y esta asqueado de todo, …le da vergüenza tener chepa y se avergüenza delante de los demás. Que le vean el defecto físico y se oculta”. La precarietat dels seus recursos interns, i el recurs a l’evitació, quan es troba confrontada amb l’absència de l’objecte narcisista, es expressat, en el paràgraf: “no parece que haya afrontado su situación y su enfermedad.”. Aquí també, com a les làmines precedents, quan l’objecte narcisista es absent, el sentiment depressiu que acompanya aquesta absència es tradueix pel sentiment de no existir, Alícia diu: “parece que más bien como que quisiera terminar sus dias y no quiere saber nada de la vida” .

A la làmina 12 la idealització apareix quan es pot vincular a un objecte a distancia. Alícia diu: “veo un almendro en flor y hay una barquita en el río que está esperando a alguien que va a venir a subirse a ella para que la lleve a otro lugar”. Davant la percepció d’aquest possible vincle , Alícia nega, trenca el vincle i idealitza la relació amb l’entorn sense establir lligam, diu: “no, más bien, es al revés, la barca está aquí porque ha traído a una chica a esta orilla. La chica se ha querido bajar porque ha visto un paisaje bonito, la barca la esta esperando porque volverá a marcharse a otro lado, vamos, no se quedará aquí a vivir “.

Alícia està en tractament psicoterapèutic i el discurs en aquesta làmina ens pot fer pensar en la manera com Alícia veu la relació amb la terapeuta: la barca /teràpia com mitja de transport i d’acompanyament, fins trobar el seu destí. La relació amb la terapeuta pot estar investida com un paisatge idíl·lic.

En la làmina 13B Alícia expressa la seva dificultat per utilitzar el seus recursos interns, per reconèixer i expressar la pèrdua i els sentiments depressius que l’acompanyen. Davant la percepció de pèrdua, Alícia introdueix un nou objecte i utilitza el mecanisme d’evitació del conflicte, Alícia diu: “esperando que vengan a buscarle..” “él no piensa , solo esperando a ver, sin hacerse ninguna idea“.

En aquesta mateixa làmina, Alícia dona una percepció del món extern poc contenidora i plena de mancances, diu: “enfrente suyo tiene un paisaje desértico… con una tierra reseca y muy pocos árboles… el sitio es inóspito”.

C.

La representació de la imatge materna (làmina 5) es expressada de manera persecutòria, desvaloritzant-la: “que feo… a figura que entra por la puerta es como desagradable” hi ha el rebuig d’aquesta representació que mobilitza gran quantitat d’angoixa i que troba la seva expressió en la negació i l’evitació “no quiero más, …no me gusta, …no me gusta la posición, no me apetece seguir”. Rebuig de la relació material/entrevistador amb component agressiu.

En la làmina 7GF, la dificultat per reconèixer la funció materna , per establir vincles amb aquesta figura, i per reconèixer l’objecte en qualitat de subjecte està expressat quan Alícia diu: ” la señora que es la madre està mirando el muñeco… se me ocurre pensar que es un bebé y es de la niña”. El sentiment de rebuig d’aquest primer objecte i de carències en la funció materna, apareix en el discurs, quan diu: “el bebé lo tiene apartado de su cuerpo… ella tiene edad para que la cuiden como niña”. La manca de recursos interns en la seva funció contenidora es expressada en la recerca d’aquests recursos en la materialitat exterior (recordem la làmina 1, 2, 16); en aquesta làmina 7GF, Alícia diu: “la madre de la cría le está leyendo un libro para decirle como hay que tratar a los bebés, como hay que darles la alimentación, cuando lloran, cuando se ponen enfermos”. Alícia s’identifica amb aquest objecte fràgil narcisísticament i carenciat i diu: “la niña no sabe que hacer con el bebé y esta triste por lo que tiene en las manos”.

En la làmina 9GF, el moviment identificatori davant la figura femenina oscil·la entre dos moviments: un viscut de manera persecutòria, amb desconfiança, representat per la figura que vigila: “…está escondida vigilando a la otra chica… no me parece bien que esté como escondida…”; i l’altre moviment identificant-se amb una figura dinàmica, lúdica: “da la impresión de que quiere correr, ir hacia adelante , a darse un bañito a la playa” En el discurs apareix el conflicte entre totes dues representacions: “y la que esta escondida ….como si …como se llama… como si su experiencia fuese a través de los libros..no quiere … realmente vivir como la otra.”.

D.

Pel que fa a les representacions de relacions en la parella, el protocol d’Alícia mostra dificultat en representar-se relacions en les que els sentiments agressius i libidinals/afectius puguin estar integrats en la relació.

En la làmina 10 s’observa que, davant la percepció d’acostament libidinal, la representació es rebutjada, desvaloritzada i negada. No hi ha reconeixement de lligam en aquesta relació. Alícia posa mecanismes evitatius, massius per lluitar davant d’aquesta representació, diu: “no sé qué decir…la veo muy negra…no se, todos son tan negros…aquí veo una pareja que se está abrazando pero no se por qué… me parece una tontería, una farsa..no sé, un sin sentido… no me gustan las caras de los dos”.

La representació de parella i de vincle pot expressar-se en les làmines 4 i 6. En aquesta primera Alícia dona una relació on apareix la imatge de l’home independent i la de la dona depenent amb necessitat narcisística de l’objecte i amb l’amenaça d’abandó per part d’aquest, Alícia diu: “aquí se ve una mujer que quiere retener a un hombre que se quiere marchar , el hombre está tenso no quiere quedarse con ella y la mujer quiere que se quede aunque sea contra la voluntad de él”. Mostra també aquí, la dificultat a poder elaborar el conflicte i el recurs a l’evitació, no pot donar una història integrant els moviments pulsionals en la relació. La restricció predomina, “nada más”.

En la làmina 6 apareixen els següents components cap a la figura masculina: components agressius, “un hombre un poco chulín , prepotente”. El component manipulador, quant diu: “quisiera decirle a la chica algo pero en plan de manipularla”, i la desconfiança, “se queda sorprendida y no acaba de ver claro cual es el mensaje”.

Però és en la làmina 13 MF on el component agressiu en la relació de parella es posa més de manifest, aquesta percepció li genera gran quantitat d’angoixa descarregada en l’acting, demana: ¿puedo ir al lavabo?. Aquest malestar generador d’agressivitat és projectat fora cap a l’entrevistador Alícia diu: “apúntalo bien”. La distancia que ha pres del material (sortir de l’escena angoixant) li permet, quan torna, donar una representació dels afectes agressius, “puede ser que haya matado este tío”. L’ambivalència de sentiments cap a l’agressor apareix en l’expressió que Alícia dona: “ella está enferma y él triste” “la ha matado y dice que está arrepentido” i en l’expressió de rabia “ella está muerta y el tío está vivo. Lo veo como un cabrón al tío, un poco asqueroso el hombre”.

En les làmines 11, i 19 (contingut latent evoquen representacions més arcaiques) les dificultats de mentalització apareixen amb la presència d’elements agressius i de mort. La dificultat de simbolització/mentalització no li permet fer el lligam dins/fora, el món extern es perillós, angoixant, el món intern no existeix, esta projectat al exterior. A la làmina 19, Alícia diu: “lo encuentro fantasmal me da la impresión que son dos tumbas”; i a la làmina 11: “esto lo hacen a propósito …no se, me parece una pasada, lo encuentro muy agresivo… da la impresión que ha sido agredida por un animal, esta como hecha polvo y es como si se estuviera poniendo a tiro… no me acaba de cuadrar la cosa”. Davant d’aquestes representacions els afectes són massius i no poden ser continguts, en la làmina 19 diu: “tengo ganas de llorar , pero no es el dibujo… yo no daria ninguna vuelta por este sitio”. El discurs és acompanyat de plors.

L’anàlisi del conjunt del protocol d’Alícia presenta un predomini de recursos defensius de l’ordre d’evitació de conflictes, en les expressions de: silencis, l’anonimat de personatges, motius de conflictes no precisats, necessitat de posar preguntes a l’entrevistador, rebuig del material, agitació motriu, ironia, crítiques al material, accentuació de les qualitats sensorials i sentir subjectiu, no relacional.

La utilització important d’aquests recursos fa pensar en un funcionament psíquic que testimonia un jo fràgil amb dificultats per elaborar els conflictes a través de mecanismes més mentalitzats (més neuròtics) i suficientment sòlids.

Imma Miró Jordà

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